Una de las cuestiones con las que me estoy debatiendo durante mi embarazo es dónde y con quién hacer el seguimiento del embarazo y tener al bebé.
Al tener seguro privado, en mi caso Adeslas, empecé el proceso en la sanidad privada con el ginecólogo al que he ido durante años (como mencioné en la entrada sobre los primeros pasos del embarazo). Es un ginecólogo en el que confío, a pesar de que es frío como un témpano y su especialidad no sea la empatía. A medida que iban pasando las semanas, los dos primeros meses, me fui dando cuenta de que no me sentía cómoda del todo con la situación. Tenía la sensación de que estaba pasando las pruebas que tocaban porque tocaban y me decían que tenía que hacerlo. Como los rebaños, igual. Todos a pasar por el mismo aro. Desde el principio me movilicé y busqué información por mi cuenta sobre las pruebas y las distintas opciones que tenía, como el cribado.
Por otro lado, en una de las sesiones con el gine, le hice la pregunta clave sobre el parto. Yo: Oye Pere, una cuestión sobre el parto. ¿Y si me apeteciera tener un parto natural? ¿Cómo lo verías tú? Gine: Ah, ningún problema. Si quieres ya lo tendrás el parto natural conmigo. Mira, yo no te pongo epidural y ala. Yo: ¿Me puedes contar un poco cómo funciona el proceso? Gine: Sí claro. En el momento que veas que estás de parto, te vienes a la clínica y en cuanto estés lo suficientemente dilatada, te llevaremos a la sala de parto y te ayudaré a que nazca el bebé. Eso es todo. La epidural te la pondré si me la pides. Si vemos que no hay ningún peligro, podremos esperar el tiempo que corresponda para que el niño nazca cuando él considere. Además seré yo quien te asista en el parto. Yo: ah. Entonces si todo va bien y no hay ningún problema y a mí me apetece ponerme en una posición determinada para parir, me lo permitirás ¿no? Gine: ¿Qué quieres decir? Nooo. Te pondré en una camilla boca arriba. Piensa que es lo más cómodo para que yo te asista en el parto. Yo:
Uff, entre las pruebas que me ponían encima de la mesa: «Te tienes que hacer estos análisis». Ahora tienes que hacerte esta prueba «cribado prenatal trisonim». Aquí tienes el número de teléfono. Vale 750 euros. Y el «cero cariño» y margen de maniobra para decidir cómo será mi parto, decidí que quería ver otras opciones. NO quiero que nadie decida por mí.
Me habían hablado muy bien del hospital de Palamós. Sanidad pública. Así que fui a ver a una comadrona. De repente, parecía que las piezas del puzzle empezaban a encajar. Me habló de un parto respetado, aceites para la piel, tipos de comida, etc etc. Me gustó mucho el estilo. ¡Me estaban facilitando algo de información! ¡Por fin! Es lo que estaba buscando.
En principio, si todo a bien, voy a tener al bebé en Palamós en la sanidad pública. El seguimiento también seguí haciéndolo en Palamós desde ese momento. Sin embargo, como las visitas son mucho más dilatadas en el tiempo, a veces me siento un poco desprotegida al no poder hacer una llamada para preguntar sobre algo que me preocupa. Por eso, si me ocurre, lo que hago en este momento es llamar al ginecólogo de la mutua. También voy a ir a verlo la semana que viene. Ya os contaré.
En definitiva: creo que de nuevo es imprescindible que os escuchéis a vosotras mismas para tomar la decisión de «seguimiento del embarazo» y «parto». Podéis hacer todas las combinaciones posibles. Podéis hacer el seguimiento en el privado y el parto en el público, las dos cosas en el público o las dos en el privado. Hay que guiarse por sensaciones, no por lo que los demás os digan. Existen muchos mitos sobre el embarazo y la sanidad privada. No siempre tiene que ser la mejor opción.
¿Cómo lo habéis hecho vosotras?
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